Pequeña estación de esquí con grandes atracciones
Con la telecabina de Airelles, a 1.964 metros de altura, se llega al punto de encuentro de la estación de esquí. Aquí están las escuelas de esquí y los parvularios de esquí, una generosa zona de prácticas con su propio telearrastre, una cuesta para tirarse en trineo, un pequeño boardercross y una pista de slalom dual. Para pistas más exigentes hay que ir a buscar el Roc de la Calme, que con sus 2.213 metros es el punto más alto de la estación o Gallinera, a 2.127 metros. También algunas pistas de esquí de fondo llegan hasta el pico más alto de éste área y se extienden por el Plateau de la Calme y el Vallée de la Têt.
Al lado de la oferta de pistas, Font-Romeu es también conocido por tres atracciones en especial: En 1967 se construyó entre el valle y la estación de montaña un centro de entrenamiento para el equipo olímpico francés para las olimpiadas de México. El Centre National d’Entraînement en Altitude (CNEA) ofrece desde entonces distintos cursos de entrenamiento en las alturas para deportistas licenciados y abre su pista olímpica de patinaje sobre hielo durante ciertas horas al público.
Segundo orgullo de esta comunidad son los dos hornos solares más grandes del mundo, que se encuentran en la localidad de Odeillo. Estas impresionantes estructuras futuristas de 54 metros de altura, están provistos 63 de reflectores parabólicos, también llamados heliostatos, y pueden llegar a producir temperaturas de hasta 3.600 grados.
Otro punto álgido de Font-Romeu es el famoso ferrocarril “Le petit train jaune”, que para también en este pueblo. La línea de la Cerdaña, que es como oficialmente se llama este legendario ferrocarril de montaña, debe su sobrenombre a su llamativo color amarillo. Desde 1910 cruza parte de los Pirineos catalanes, serpentea a través del impresionante paisaje atravesando puentes, valles y túneles. El ferrocarril conecta la ciudad amurallada Villefranche-de-Conflent con la estación internacional de tren de Latour de Carol, y por el trayecto ofrece a los viajeros una vista sin igual sobre cumbres y valles, como por ejemplo el Vallée de la Têt con sus enormes viaductos y puentes colgantes.
Sobre las huellas de la cultura catalana
Quien a parte de pasarlo bien practicando los deportes de invierno, se interese por la cultura de la zona, debe saber que Font-Romeu se encuentra cerca de la cuna de dos emblemas de la cultura catalana. Las abadías Sant Miguel de Cuixà y Sant Martí de Canigó están a un tiro de piedra de Font-Romeu.
Asimiso la “Chapelle de l’Eremitage” del sigo XVII, que forma parte de una etapa del Camino de Santiago, también es digna de una visita. Esta capilla está llena de exvotos, ofrendas ofrecidas por los peregrinos, y obras de arte barrocas.
Para actividades más movidas una vez fuera de las pistas, Font-Romeu ofrece su centro de deportes Colette Besson, en el que los esquiadores podrán hacer cursos de fitness, pilates, pesas, tenis, squash o bádminton.
Un programa de relajación total los ofrecen varios spas del lugar o los baños de azufre de los sitio cercanos Orte Dorres, Llo y Saint Thomas. Aquí no solo hay los tratamientos clásicos de un spa, sino que también aguas termales a 36 grados y diferentes tratamientos de belleza, para relajarse como es debido después de un día sin pausa sobre las pistas de esquí.
La oferta de ocio de noche tampoco se queda para nada corta, pues en Font-Romeu los esquiadores encontrarán numerosos restaurantes y bares, discotecas, un cine y un casino.
Consejo del experto: Las aguas termales calientes de la región permiten hacer un tour en canoas también en pleno invierno, ¡pues aunque el paisaje esté helado la buena temperatura del agua está garantizada!