Chalets históricos y tradición quesera
En ambas partes del pueblo se encuentran las huellas de la historia de Le Grand Bornand. A la entrada del Vallée Bouchet se sitúa Le Grand Bornand Village, cuya imagen está marcada por los típicos atributos de una pequeña ciudad de la Saboya: Un campanario barroco con tejado acebollado, antiguos graneros, y chalets tradicionales al rededor de la plaza del mercado. Le Grand Bornand Chinaillion en cambio se presenta como un museo bajo el cielo abierto. El pueblo rural, en el que empezó la historia de Le Grand Bornand y que hoy en día pertenece a Chinaillon, comprende no menos de 400 chalets, que tienen al menos cien años de historia. El edificio más antiguo hasta fecha el año 1664.
Para conservar este encanto especial, todos los edificios recientes de Le Grand Bornand se orientan al estilo arquitectónico original, de tal manera que el sitio conserva un estilo harmónico.
En esta región, la tradición agrícola todavía hoy tiene mucha importancia. Y cuenta de ello hace que Le Grand Bornand sea la comunidad en la que operan más empresas agrícolas del departamento Haute-Savoie. Aquí es conocido sobre todo el tradicional queso de Reblochon. Este se fabrica en Le Grand Bornand y los alrededores en múltiples lecherías y queserías y en la mayoría de los casos de forma artesanal. Por ello vale la pena una visita a una de estas manufacturas, no solo desde el punto de vista culinaro, sino que también desde el punto de vista histórico.
El pueblo del esquí para pequeños alpinistas
En Le Grand Bornand no hay solo mucho que admirar, sino que también mucho que experimentar. Sobre todo a los pequeños esquiadores les espera una gran variedad de actividades de tiempo libre, por lo que las pistas también han sido bautizadas con la marca de “Les pétits Montgnards”.
Al lado de numerosas zonas de prácticas y pistas especialmente acondicionadas para los más pequeños y principiantes, hay cuatro pistas de trineos. Una de ellas hasta se ilumina por las noches para hacer unas bajaditas nocturnas en trineo.
Para disfrutar del hermoso paisaje de los alrededores de la estación de esquí, se recomienda hacer un viaje en trineo tirado por perros, caballos, en carroza tirada por caballos o una excursión por los senderos nevados. Y si se prefiere la vista de pájaro, las vistas panorámicas perfectas desde el cielo las ofrece un viaje en globo aerostático o un salto en parapente sobre los picos Le Grand Bornand.
Igualmente lleno de opciones se presenta Le Grand Bornand por las noches: dentro de la oferta de actividades après-ski cuentan múltiples restaurantes, bares, pubs, una discoteca, una pista de patinaje sobre hielo y un cine.
Perfecto para relajarse después de un día sobre la pistas es además una visita al Espace Aquatique de Aravis, situado en el pueblo vecino La Clusaz, a 5 kilómetros, que tiene una piscina cubierta, una psicina de niños, un jacuzzi, una piscina exterior, sauna y un hammam.